Por Hernán Scardino
El periodismo masivo y parte del periodismo independiente en todo el mundo llegó hace tiempo a una encerrona tan bien planificada que ya perdió todo tipo de credibilidad e interés.
-Están los periodistas corporativos que son aquellos empleados efectivos de una corporación X (cnn, El País , Televisa, el Grupo Clarín o el Grupo Octubre)
-Están los periódistas que no pertenecen a ninguna corporación mediatica/económica pero al estar alineado con alguna corriente política son corporativos de una ideologia.
-Están los periodistas que no pertenecen a ninguna de las anteriores descripciones y que sustentan su veracidad en la exposición de "datos". Estos últimos que dicen ser los más independientes siguen dependiendo de datos que, mayormente, son vertidos por la oficialidad.
El gran problema de estos tres sectores es que siguen siendo participes voluntarios del sistema fraudulento del orden establecido. Por eso es que no logran NADA. Ni siquiera logran hacer reflexionar a los mismos lectores, escuchas o televidentes.
¿Cómo es eso?
Al periodismo actual le falta la interpretación real de los sucesos. Mucho dato y poca comprensión general o lo que sería peor: la omisión de lo que viene por detrás de la movida.
Mucha ideologia y poco sentido común.
Es estéril aunque valorable las líneas y análisis de aquel que, bajo una doctrina política de algun otro, piense y plantee un cambio de rumbo para acceder a un mundo más justo.
De todas formas por más que el camino sea a la vista diferente el resultado será el mismo: nulo. Todos terminan siendo, concientes o inconcientes, serviles al orden anterior, al actual y al venidero.
A punto de terminar esta vomitiva farsa mundial llamada pandémia del circovid los periódistas siguen marcando las diferencias de lo que fue y lo que vendrá.
Algunos muy optimistas, otros muy pesimistas.
Algunos piensan que en el caso de Argentina "el presidente hizo un trabajo extraordinario".
Cuando se los cuestiona un poquito arrancan con lo que "hubiera sido si no se hacía lo que se hizo" o el inútil y patético "mira si esto hubiera pasado con el anterior presidente" o el más idiota argumento de "mira Chile....mira Brasil".
En definitiva nadie sabe que hubiera pasado si no se hacía lo que hizo entonces salen con....proyecciones matemáticas. Nada más abstracto que una proyección matemática aunque en el fondo toda la farsa se basó en eso: la proyección de la curva, las camas, los respiradores, el colapso del sistema de salud, etc. Todo en base a proyecciones de lo que sería, de lo que pasaría.
El hecho concreto es que se hizo lo que se hizo y con eso vamos. Cuando todo se caiga a pedazos ya va a estar la puerta de salida abierta: era hacer eso o....la muerte. Bien se sabe que estos muchachos de salud y varios médicos son tan pero tan grosos que hasta te ponen la fecha de defunción.
Cómo de costumbre la verdad o tratar de arrimarse a ella lo más que se pueda queda a un lado y si es posible bien lejos.
Es entendible ya que ir a fondo significa pegarse el palo de frente y ver al enemigo a los ojos. Nada más hermoso y nada más necesario hoy.
Sin embargo como creo que ya lo he escrito (aunque el concepto lo saqué del excelente libro "la danza final de kali") da la sensación que la gente teme a la verdad a tal punto que hablar de verdades es casi ofensivo.
Parace que la gente termina sintiendo desprecio por la verdad.
Parece que mucha gente no está dispuesta a ir más allá de los datos para meterse en los hechos y son justamente los hechos los que luego estallan en la cara de todos mientras los tribuneros siguen jugando y escribiendo para la tribuna.
Quedarse en el ejemplo Argentino es desconocer las voces que en todo el plano se están levantando para mostrar el engaño, para denunciar el engaño. Grupos de Investigacion de Alemania. Diputados de Austria e Italia. Médicos de Inglaterra y España. Profesionales de EEUU. Cientos y miles de investigadores alrededor de todo el mundo levantan la voz para exponer lo que es inocultable: todo fue una mentira, una inmensa puesta en escena que como siempre sirve para cambiar todo para que nada cambie aunque el presidente argentino diga que "hay que cambiar el capitalismo". Nada más alejado de los hechos concretos.
Lo lamento por aquel que no entienda el juego porque la va a pasar peor de lo que ya la pasó.
La única salida de esta mitológica obra maestra del terror es entender de que se trata y comprender que no esta en la tele, ni en los diarios, ni en las instituciones, ni en los periodistas, ni en los partidos políticos la solución al problema.
La solución y la respuesta está dentro de uno mismo. Es uno mismo el que se tiene que hacer cargo de enfrentar al mounstro que se cae de forma instantánea al quitarle la careta.
Oxidarse o resistir.
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